
El polen es producido por las plantas y las abejas en su trabajo diario recolectan ese polen.
Al ser recogido, se mezcla con el néctar de las abejas.
A continuación las abejas lo guardan en el panal y se recubre con miel y cera dando lugar a una especie de fermentación que después servirá de alimento a las abejas.
Gracias a este proceso de fermentación, las propiedades nutricionales del polen son aún mejores dando lugar a unos granos que contienen flavonoides, aminoácidos, vitaminas, lípidos, etc.
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